JUAN GELMAN*
Vínculos
El sin tierra ve ahora los otoños que su niñez no sabe
traicionar. Allí pasó mañana. Tiembla de siempre en
nunca más. No cesa su porción de infinito.
Retrato
Nadie debe hacer nido en el secreto corazón. Amo las
apariencias del no ser natural. La verdadera nada es el
espejo que envenena los rostros del deseo, convierte a
la memoria en cuerpo fugitivo de la unión. Desde que
nací estoy lleno y vacío de mi mismo y así conozco
que la verdad más inocente es un destino.
El baldío
Animal de baldío, memoria, comés pastos que
no crecieron más.
La forma
Alma que ahora pensás: decí por qué en amor la
soledad es forma de la luz.
La vuelta
Vos, que me das a mi en el espanto del pensar.
La vuelta al pueblo que no fue.
Ternura que se pudre.
La mano
Inventaba un país con tanto amor que estalló en el invento.
Ahora se lo ve en los circos que pobrean, los cerdos neblinosos,
los escondidos en un palo. Estaba untado de almas y abrigaba
las cenizas de un soplo que le escarbaba una mujer.
La claridad de sus migajas ulceraba a los engaños
conversos. Gritaba “¡muera, muera! a su espanto
reunido. La sufridera le agachaba a los buitres que supo
conseguir. Tenía deseos y sarna de canario. Ardía en
un fuego que nadie concibió y no hacía tierra ni cielo
con la mano.
* Juan Gelman, Material de Lectura, Serie Poesía Moderna, núm. 183, de la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM.
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