De Hatem Abdulwahid Saleh

 

GRACIAS

Gracias por tu distancia y por tu cercanía

Gracias por tu tortura y por ser querida

Gracias por las nubes de compasión que llegan con una lágrima

Gracias por la edad en que sembré una vela en tu umbral para que se secara,

Veinte años las aguas de mi alma se han escurrido de tu abandono, un año más,

Gorriona de mi alma, los árboles de placer son tu bata, capa y herramienta,

Yo, mis manos, un tesoro que para siempre seguirán siendo una línea en tu manual

Gracias por mi resurrección en el más allá que comienza en tu tierra querida mía

 

 

LA PESADILLA

No hay cara para ti

Para preguntarte

Ninguna sombra para mi sombra

Y el mapa de desgracias sobre mis paredes anidándose como arañas

Y el tiempo dos bastones hechos de los peores metales

Y cuando pusieron sus huevos

vi mi día tras las rejas de una ventana infantil

una luna paseándose tullida, paralizada y vestida con los espermas de una plaga

que se gelatiniza en un caballo

llamando

Mi padre cuelga sobre mis hombros los nudos de lamentos funerarios:

—Tu casa ahora es la mía, es lúgubre y sin pasador

Ahora tu tierra es un vaso

Tu agua de regar es salvado ¡ay!

Salte de ti mismo, que he llegado

Y detrás de aquella procesión salvaje dos bastones

que a veces se reducen hasta formar tijeras

a veces una cruz

pero cuando a lo lejos se mueven

forman

un sarcófago

*****

 

Una pesadilla se pasea arrancando

rosas del despojador de nuestros deseos

Y los violines del campo

de donde comenzaré este ruido

para llenar el hueco entre una margarita y su orilla

El llanto de una alondra sobre las espigas de trigo

Los mármoles que se erigieron allí fueron mentira

Mientras yo miraba la pared

vislumbrando dedos sangrientos vestidos con prendas del vacío

pregunté —¿Qué es eso?

Llegó la respuesta, ponte sobre aviso y voltea la espalda

porque no podemos verte si no tienes la espalda girada

 

 

Mis naves perdieron su camino, ahórrame el infierno de preguntarte

Dejé para mañana mi tiempo, mi mañana dejó mi tiempo hasta la nada

Miles de promesas, una para mí, así que déjame las mejores

se acostumbran a cosechar

 

Precisar para siempre una mano que me deje ser espiga de trigo o tocarme

Como una nube dejar que la hierba en mi palma seca crezca

Aún así tu amor en mi corazón latiendo fluyendo nunca cambió

Mirándote una gota pericardia en ella la cual como cortina sauciendo sobre ella

Llámalo como quieras: ansiedad, perversión, complicarse

 

Dios ha abierto en mi corazón un paraíso pero tus puertas siguen aprensivas aún

Innecesario buscarte un significado que mataría si fuera descifrado lo que significa

Soy el hijo de ese momento; no me tomes nunca por un astrolabio que cuenta

Mis ojos siguen sedientos, pero allí siguen nubes pesadas atajadas de llover

 

 

 

SÓLO PARA TI

1

Para mi paloma cestos, huevos y plumas del mármol del cementerio.

Oh, espíritus como burbujas perplejas, cuyas piedras de fuego arden,

Mas crecen las fuerzas del estallido,

 

2

Estiro la mano a los paseantes

“Denme algo blanco” paseantes benevolentes

una caridad con qué cubrir

la mancha de la sensatez

Con la mora madura de la piedad

Mi voz un lobo

Mi carne un adiós

Oh ustedes mercenarios…

 

3

Oh, mi patria rota con política y colmillos de imanes

¿Cómo fue que Dios se volvió

una espinilla

una bomba

una basura con turbante encima?

¿Cómo fue que Dios se volvió

un policía,

un pervertido homosexual

que limpia el esperma podrido

entre sus piernas

con el mapa del Día de Juicio Final?

Cómo Dios se metamorfoseó en una mina dentro de las cabezas y los

corazones

Sin remordimiento

Sin arrepentimiento…

 

Oh, Dios se ha muerto entre tus manos Oh mi patria

alimentándose de la carne de su gente

para poder seguir salvo y sano

Tus dos doctrinas han matado a Dios

Tú, país mío, de huesos y desquicios

 

4

Sé ficción, sé sospechas

Sé locura, sé perdición

Oh estatura hasta su altura

Manantiales de luz se vuelven aguas de placer

Y el polvo de la tierra se convirtió en perlas tan luminosas

bajo tus pasos,

Bosque de hojas de menta

Llovías y jazmines

Oh, me he engañado o he visto la verdad

Así sea que te convertiste en huracán

engendrado por fuego lluvia

no por lodo

Oh, espíritu tan alto como Dios

 

 

SON CUATRO

Las paredes del cuarto también son cuatro

Dos niños se durmieron temprano muriéndose de hambre al lado del

gemido de su madre

Su padre navegando más y más allá

para buscarles pan, para dejarlos desmayándose

Clavándole los ojos mientras él azota la puerta

En tu ausencia, no querían quedarse solos

Pero ya que volvió

les consigue el pan

amasado con luto

 

TRADUCCIÓN DEL INGLÉS DE TANYA HUNTINGTON.

Hatem Abdulwahid Saleh. Nació en Bagdad, Irak en junio de 1958. Periodista, ensayista, crítico y poeta.

Publicado en el número 27 LÍNEAS DE FUGA, revista trimestral editada por Casa Refugio Citlaltépec, A.C. Mayo de 2009.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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