No sé si es la edad, pero ahora me fijo más en política y otras cosas por el estilo. Tampoco es que México sea un país progresista o liberal, pues es sabido que todos los días hay muertos y violencia policiaca y desaparecidos.

Pero cuando vives en una geografía supuestamente progresista y te enteras que hay un rapero en la cárcel por hacerle un rap al rey de España o que en Alemania te quieren meter a la cárcel por decir una frase que en inglés comienza con “desde el río hasta el mar…” Es entonces cuando te das cuenta que en todos lados se cuecen habas, que el sistema está igual de torcido porque al usar ciertos logos en tu ropa y el echar ciertas porras en la calle te procesan como terrorista o como un individuo que apoya y fomenta crímenes contra la humanidad.

Supuestamente habrá un proceso judicial, dicen que se investigará el contexto, la causa y la intención y de esta manera un aparato legal decidirá las consecuencias, pero de momento —si por ejemplo— te compras una playera negra y le dibujas una frase o un logo, automáticamente te conviertes en enemigo de la sociedad; una sociedad que se opone a las dictaduras, autocracias y supuestamente a la opresión, te conviertes en enemigo bajo una ley que crea un espacio de excepción dentro del derecho humano a la libre expresión con el argumento de que lo que dices o vistes o cantas es un delito contra la humanidad. Se siente como si lo que se propusieran es detener a un joven Hitler antes de que manipule a las masas y con ello detener la propaganda en infraganti. Es la justificación de la ley en este caso.

Pero yo aún no entiendo como un logo, una frase pueden llevarte a tres años de prisión, ¿se supone que si lo dices con mucho, mucho odio te conviertes en un terrorista?

O sea que si usas esa playera negra con los garabatos prohibidos en una manifestación, te toman la foto y te ganas una estancia pagada en una prisión del primer mundo (y adiós visa). Pero los personajes que de verdad tienen el poder de manejar a las masas, los que están sobre el aparato que redacta las reglas de la libre expresión o que de hecho son a veces los mismísimos personajes que definen estas reglas, esos personajes se pueden santiguar con una mano y proclamar que están defendiendo a una sociedad y liberándola de las garras de la perdición, de todo lo que es malo y de lo que no deseas que te suceda, por ejemplo: ser pobre, no tener internet, trabajar muchas horas y no poder comprar nada; en otras palabras son los que nos defienden de todos los cuentos chinos (y rusos y árabes y de todo lo que da miedo y está mal).

Justo ahora estoy leyendo un libro sobre el guión cinematográfico y la filosofía de lo que significa ser un producto en un mercado global, del sistema que crea narrativas para cada individuo en la sociedad. Nosotros elegimos (de los guiones disponibles) nuestro guión para vivir, y podemos ser felices, y debemos ser felices porque en otros guiones hemos aprendido a temer (probablemente con buenas razones).

Pero el hecho de que las sociedades occidentales de primer orden criminalicen una frase pegajosa, la verdad da coraje. Da coraje que los ministros (secretarios de gobierno) de esas mismas sociedades salgan a decir que se quieren salir de las Naciones Unidas porque el resto de las naciones quieren algo que a ellos no les gusta. El coraje pasa y queda la decepción y un pasaporte expirado y las noticias lejanas de las manifestaciones locales de otra geografía lejana con sus playeras y sus frases, otra geografía con sus ríos y sus mares.

Texto e imagen de Röf

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