Luis Ignacio Sáinz

Mariana Salido es presa de sus ansias, esas que desconocen la vigilia y anclan en el sueño. Testigo visual y plástico de las aventuras y desventuras de Selene y Coyolxauhqui, entre otros rostros inquietantes de la luna, desde la somnolencia hasta la narcolepsia. Cronista de los influjos oníricos del griego Hipnos (su equivalente romano, Somnus), hermano de Tánatos la muerte sin violencia, en una miscelánea surtida de personajes, a la que decide retratar estando privada de su conciencia (plena) durante sus peregrinaciones nocturnas de restauración fisiológica. El poder del astro argénteo y la conciencia alterada (disminuida, al caso) establecen la red para el surgimiento del testimonio plástico.

Dibujos en movimiento pese a expresar molicie, descanso, letargo, sopor. No será casual que los elegidos icónicamente sean infantes y adolescentes, pues carecen de la severidad torcida de los adultos aún evidente bajo el dominio de Xoaltentli, dios de los sueños y las afecciones mentales en la mitología nahua, quien tenía por hermana a la diosa Miquiztetl, personificación de la muerte, quien le robó todo rasgo masculino de su rostro dejándole a él los más finos y conservando ella los más toscos para espantar a los difuntos y obstaculizar su paso por el Mictlán. Juntos engañaban y confundían a los muertos hasta que olvidaran cuál era su misión en el inframundo.

Su robustez creativa le viene de su enorme y dilatada capacidad para abstraer la médula de sí, de otros y del entorno. Esta suerte de implante periódico de las experiencias exteriores a la artista y de aquellas otras que, aunque en principio le son ajenas, terminan integrándose a su patrimonio icónico, y le permiten levantarse vencedora sobre un campo de víctimas propiciatorias (los cánones del pasado y sus exégetas), a quienes somete a un triple tratamiento: primero, las digiere; después, las tritura; y, por último, las utiliza modificadas. Por eso su obra inspira un sentimiento extraño de que lo observado ya ha sido visto en algún momento previo o en otra circunstancia y locación. Esta creadora es una artistófaga, aquella imaginadora de formas y espacios que deglute los procesos simbólicos de sus pares o sus semejantes.

En el capítulo XIII “De cómo dibujar con pluma” del Libro dell’Arte, su autor Cennino Cennini (1377-1440) sostiene:

 

Cuando te hayas ejercitado durante un año en este tipo de dibujo, y dependiendo del gusto que le hayas cogido, podrás dibujar alguna vez en papel de algodón con pluma de oca cortada muy fina; dibuja con ella los claros, medios claros y oscuros insistiendo más o menos en los trazos. Y, si deseas que tus dibujos queden más definidos, dales una ligera aguada con pincel grueso de cola de ardilla, como ya te he indicado. ¿Sabes lo que te ocurrirá, si dibujas con pluma? que te convertirás en un experto, y práctico, capaz de concebir buenos dibujos en tu cabeza 1

 

Este pintor florentino del gótico tardío será el primer tratadista técnico y pragmático en lengua vulgar, el italiano y no ya el latín, quien sin pretensiones de ningún tipo nos comparte su saber hacer, con el ánimo de que perfeccionemos nuestros deseos de crear. Los dibujos motivo de este texto se afanan en ahondar en las dos dimensiones clásicas del retrato: el componente descriptivo, ex corpore, el continente; el componente cualitativo, ex animo, el contenido. El reto deviene descomunal, pues los atrapados en el dibujo a línea permanecen con los ojos cerrados, escamoteándonos el principal elemento expresivo de un sujeto, su mirada.

Ambas manifestaciones del ser aparecen en el género de la laudatio u oratio funebris, tan propia de la sensibilidad romana dada al elogio a los muertos, Quintiliano la prescribe a lo largo de los 12 libros de la Institutio oratoria. A querer o no, el dibujo, el arte en general, y la retórica guardan más similitudes de las que suele reconocerse en su visibilidad y presentificación. Así tenemos una identidad más que parcial si sustituimos el decir con el mostrar:

  • Inventio (“invención”): elegir qué decir.
  • Dispositio (“ordenación”): estructurar lo que se va a decir en el orden más conveniente al fin perseguido.
  • Elocutio (“expresión”): seleccionar la manera idónea, palabras y estilo, para seducir.
  • Actio (“declamación”): articular la palabra, el tono y el gesto, de acuerdo al contexto.
  • Memoriae-recordiationis (“memoria”): retener lo esencial de lo que se debe decir.

Los tópicos de la representación y la expresión, nucleares en el debate estético contemporáneo, se hilvanan y suceden sin conflicto en la prosodia plástica de Mariana Salido. Entre lo exterior y lo interior se establece un puente salvífico que en mucho evoca lo prescrito por ni más ni menos que don Pedro Calderón de la Barca en el Memorial dado a los profesores de pintura 2:

 

En la villa de Madrid, a 8 de julio de 1677 años, la parte de los profesores del arte de la pintura de esta corte, para más probanza de lo articulado en su «Interrogatorio», presentaron por testigo a don Pedro Calderón de la Barca, estando en esta corte, caballero del Orden de Santiago, capellán de honor de su majestad y de la Real Capilla de los Señores Reyes Nuevos de la Santa Iglesia de Toledo, y a la segunda pregunta dijo: que por la natural inclinación que siempre tuvo a la pintura, solicitó saber lo que de ella habían sentido los antiguos escritores, que la admiraron de más cerca; y como para entrar en el conocimiento de cualquiera supuesto es la primera   puerta su definición, halló que la más significativa era ser la Pintura un casi remedo de las obras de Dios y emulación de la Naturaleza, pues no crió el Poder cosa que ella no imite, ni engendró la Providencia cosa que no retrate; y dejando para adelante el humano milagro de que en un lisa tabla representen sus primores, con los claros y obscuros de sus sombras y luces, lo cóncavo y lo llano, lo cercano y lo distante, lo áspero y lo leve, lo fértil y lo inculto, lo fluctuoso y lo sereno, hizo segundo reparo en que trascendiendo sus relieves de lo visible a no visible, no contenta con sacar parecida la exterior superficie de todo el Universo, elevó sus diseños a la interior pasión del ánimo; pues en la posición de las facciones del hombre (racional mundo   pequeño) llegó su destreza aun a copiarle el alma, significando en la variedad de sus semblantes ya lo severo, retratado en el rostro, el corazón nos demuestra en sus afectos, aún más parecido el corazón que el rostro..

 

Aquí radica la singularidad de esta artista visual, pues si bien por naturaleza intelectualiza sus procesos compositivos, dicha reflexión elude la parálisis, se torna fértil por la dosis de intensidad emocional que le confiere a su quehacer. Se trata entonces, de un sujeto afanado en fijar un equilibrio permanente: entre lo observado y el proceso de percepción y análisis, entre la información dura y sensible previa con aquella que le impone el trabajo de creación; en suma, entre lo que piensa y lo que siente. Cuanto más logra la estabilidad, o al menos tiende a ella, los artefactos, las composiciones, de su forja son insuperables. Mariana Salido desliza el lápiz, ese punto aceitoso de grafito, sobre la superficie apetitosa del papel como si se tratase del tacto sobre la piel deseada… Los dormidos, en verdad a pierna suelta, recuerdan el amor de Endimión y Selene.

 

Lucio dormido, lápiz sobre papel, 22 x 29 cm, 2020.

 

Pía durmiendo, lápiz sobre papel, 28 x 34 cm, 2020.

 

Natalia, lápiz sobre papel, 22 x 30 cm, 2020.

 

Lucio durmiendo, lápiz sobre papel, 32 x 46 cm, 2020.

 

Aurelia recostada, lápiz sobre papel, 50 x 46 cm, 2020.

 

Pía dormida, lápiz sobre papel, 27 x 36 cm, 2020.

 

Pilar dormida, lápiz sobre papel, 27 x 36 cm, 2020.

 

Diego durmiendo sentado, lápiz sobre papel, 42 x 30 cm, 2020.

 

Dos hermanos, lápiz sobre papel, 34 x 42 cm, 2020.

 

La divinidad del satélite terrestre, la Luna, le dedicaba tiempo y talento a sus devaneos, por regla y costumbre eróticos, salvo la debilidad que le terminaría generando Endimión, el pastor de Caria, nieto a no creerse del mismísimo Zeus, dios del trueno y el rayo, que huyera de ser devorado por su padre Cronos al nacer en Creta por astuta decisión de su madre Rea, imponiendo después su dominio en el Olimpo. Su descendiente ocupó el trono de Elida durante un soplo apenas, sin aposentarse jamás en realidad; teniendo que salvar el pellejo refugiándose en el monte Larmos. Selene (Artemisa) gemela de Helios (Apolo), al principio no se detenía en los requiebros de su pretendiente, hasta que una noche cruzando el firmamento y sobrevolando la cueva en la que dormitaba el rabadán, se enamoró de él al verlo entregado al sueño, hasta que sucumbieron a la tentación, reconociéndose… Yacían juntos mientras él dormía, pero dada su parte de naturaleza humana, envejecía. Selene fue al panteón para implorar a Zeus que le concediera a su amado la juventud eterna y el sueño perpetuo, interrumpido sólo en la presencia de su amante. La petición fue dispensada, perseverando en su entrega en la geografía de los Balcanes, donde engendraron a cincuenta hijas, las Menaes, diosas que presidían los meses lunares entre ediciones de los juegos ̶ justo ̶ olímpicos.

Acostados cuan largos son, uno sentado por excéntrico, otros en ovillo de reminiscencias fetales, unos más de lado y recogidos, los menos de espaldas y estirados, divididos al tener las manos tapadas o descubiertas, así zurcan la noche los dormidos de Mariana Salido. Con la tranquilidad de ser vigilados en su peregrinar onírico… Y sus representaciones fluyen a la sombra del placer 3, en la intensidad de los recuerdos, cumpliendo la exigencia de los pensamientos, liberando las emociones, de quien ha sabido mondar las cáscaras de la tentación para no trivializar las imágenes de los seres amados.

Circe participa al cierre de esta trama porque profiere la sentencia que contiene exacta la armonía del quehacer estético de Mariana Salido, pero también porque nos recuerda que el pudor está asociado a la mirada; ella, de arrogancia ostensible, nos mira de frente, desafiándonos desde su vigilia, quizá sin percatarse que los destinatarios de su provocación a distancia se hayan sumidos en los lechos que guarda Hipnos, amparados en el poder invencible de los párpados cerrados…

Circe: Norman Alfred William Lindsay (22 de febrero de 1879 – 21 de noviembre de 1969), escritor de literatura infantil, escultor, pintor, grabador, ilustrador y boxeador australiano.

 

Circe, hija del titán Helios, dios del Sol, y de la oceánide Perseis. Maestra en el arte del olvido y en la transformación de sus enemigos en animales. Hechicera residente en la isla mediterránea de Eea, donde conviviera un año con Odiseo y en versión de Hesíodo procrearan tres hijos: Agrio (solo mencionado en la Teogonía), Latino y Telégono. Este último ya adulto fue enviado por la madre a Ítaca en busca del padre, pero allí lo mata por accidente, y regresará con su cuerpo y Penélope la viuda y su hijo Telémaco. Circe los inmortaliza, celebra esponsales con Telémaco, mientras la que tejía y destejía en espera del amado lo hará con Telégono. Triunfo de la concupiscencia y del sentido común ante la adversidad, la culpa y el dolor.

Pues sí, in umbra voluptatis, a la sombra del placer… Salve, Mariana Salido.

 

1 Capitolo XIII, “Come si de’ praticare il disegno con penna”: Praticato che hai in su questo esercizio un anno, e più e meno secondo che appetito o diletto tu arai preso , alcuna volta puoi disegnare in carta bambagina pur con penna che sia temperata sottile ; e poi gentil- mente disegna, e vieni condHcendo le tue chiare, mezze chiare, e scure, a poco a poco, colla penna più volte ritornandovi. £ se vuoi rimangano i tuoi disegni un poco più lecchetti, davvi un poco di acquerella, se- condo t’ho detto di sopra, con pennello di vaio mozzetto. Sai che ti avverrà, praticando il disegnare di penna? che ti farà sperto, pratico, e capace di molto disegno entro la testa tua. Véase: Il Libro dell’Arte, o Trattato della pittura de Cennino Cennini da colle di Valdelsa, di nuovo pubblicato con molte correzioni e coll’aggiunta di pi capitoli tratti dai Codici Fiorentini, per cura di Gaetano e Carlo Milanesi, Firenze, Felice Le Monnier, 1859, (207 pp. + XXIX di dedica e prefazione), p. 9. [https://archive.org/details/illibrodellarte00cenngoog/page/n40/mode/2up].

2 Calderón de la Barca, Pedro: Memorial dado a los profesores de pintura, Linkgua, (Ebook), 2007, formato EPUB, (ISBN: 9788499534718).

3 Frase de una belleza misteriosa a la que aludo sin atenerme al sentido exacto del comentario en el que está inserta. Circe le lanza a Polieno en un pasaje del Satiricón de Petronio Arbiter:” Si libidinosa essem, quererer decepta; nunc etiam languori tuo gratias ago. In umbra voluptatis diutius lusi”. En mi versión: “Si yo fuera lasciva, me quejaría decepcionada; ahora te agradezco por tu apatía. Me entretuve más a la sombra del placer”. http://www.perseus.tufts.edu/hopper/text?doc=Perseus%3Atext%3A2007.01.0001%3Atext%3DSatyricon%3Asection%3D129 [Hay versión española que no me convence, Petronio: Satiricón, introducción, traducción y notas de Lisardo Rubio Fernández, Madrid, Biblioteca Clásica Gredos, no. 10, 1988, 2ª reimpresión; tercera parte la del [filósofo] Eumolpo, fragmento CXXIX, p. 121. Hay una versión en inglés cuidadosa, Petronius Arbiter: The Satyricon, Ebook #5225, [Last updated: February 18, 2021], Project Gutenberg, produced by David Widger; complete and unexpurgated translation by W. C. Firebaugh, in which are incorporated the forgeries of Francois Nodot and José Marchena, and the readings introduced into the text by José Antonio González de Salas. Illustrations of Norman Lindsay. Volume V, Chapter The One hundred and twenty- ninth. [https://gutenberg.org/files/5225/5225-h/5225-h.htm#linkp252]. Edición de donde proviene la ilustración supra de Norman Lindsay de la insaciable Circe].

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