Exposición Abstracciones en Casa Milán.

Por Luis Ignacio Sáinz

Poesía es todo lo que se mueve.

El resto es prosa.

 

Nicanor Parra (1914-2018).

 

La abstracción irrumpió en escena para sorprendernos y acaso mortificarnos. La belleza de lo dado, manifestación de lo insólito, apaga nuestras ansias de saber todo, de inquirir todo, como si se nos fuese la vida en ello. Y a no creerse: es así, justo, porque casi siempre elude reivindicar algún significado particular, tutelaría en consecuencia un vacío verbalizable, el de la armonía de los trazos o el del caos de los trazos, a saber y quizá elegir. Con suma elegancia, Fabiola Tanus se empeña en contradecir semejante dogma de cierta modernidad que oscila del nihilismo a la búsqueda patológica de la notoriedad. Esta creadora en movimiento perpetuo, a contracorriente, rehúsa el anonimato y sus máscaras; sí desea compartir sus verdades, sus convicciones, sus dolores. Lo hace como puede, a veces deslumbrada por su claridad, en ocasiones sumida en sus confusiones y hasta en sus miedos. Lo asume hasta sus últimas consecuencias: no pretende ganar o perder algo, ni siquiera se lo plantea: quiere manifestarse, quiere visibilizarse, quiere ser, quiere existir.

 

 

“Ahí voy”, a ese punto que visualizo en mi pared;

hacia aquella coordenada que me espera y que

proyecto internamente de qué manera podré llegar. Ahí voy…

Confesión indiscreta de Fabiola Tanus.

 

La mano-brújula y el dedo casi acusador de la artista señalando

un punto en una de sus cartografías de vida, mapas sensibles…

 

La mano disfrazada de mecanismo de localización, órgano que vacila entre funcionar al modo de un sextante que se guía por la bóveda celeste y sus heridas lisonjeras, las estrellas, o tal cual una brújula que hace del índice su aguja imantada, esa que se orienta siempre hacia el norte, porque allí se acumulan las atracciones de los talismanes antiguos, los imanes…

Entonces, se diluye en el proceso de composición de sus objetos poéticos; paridos, ensamblados, construidos, postulados, a golpes de tesón, en la disciplina del taller, extenuando el oficio de crear sin desafiar a los dioses, representando y materializando la génesis de entes que, sin su intervención, estarían destinados a las sombras y ocultos en las nieblas de todo aquello que acaba definiéndose por su ausencia: lo no-nato. Se desliza sin tregua, sin fatiga, de las telas a los papeles, de los soportes duros a las artes aplicadas del textil: ¡oh, maravilla, tejer agujetas y construir una suerte de celosía flotante, filtro sensual que sólo muestra el origen del deseo! Supongo que este viento rebelde, eterna migrante y peregrina incapaz del reposo (en prosa), se identificaría de raíz con la sentencia del antipoeta-matemático, eligiendo por morada la geografía del pronunciamiento: “Poesía es todo lo que se mueve”. De allí que resultan tan importantes los títulos de sus obras, son señas y signos, anuncios velados de su identidad *.

Coincide con Xavier Villaurrutia (1903-1950) en el Nocturno de la estatua, dedicado al surrealista por excelencia Agustín Lazo (1896-1971), pues Fabiola Tanus vive confinada en su onirismo privado, escenario de paisajes extraordinarios, de profundidad incalculable:

 

Soñar, soñar la noche, la calle, la escalera

 y el grito de la estatua desdoblando la esquina.

Correr hacia la estatua y encontrar sólo el grito,

querer tocar el grito y sólo hallar el eco,

querer asir el eco y encontrar sólo el muro

y correr hacia el muro y tocar un espejo.

Hallar en el espejo la estatua asesinada,

sacarla de la sangre de su sombra,

vestirla en un cerrar de ojos,

acariciarla como a una hermana imprevista

y jugar con las flechas de sus dedos

y contar a su oreja cien veces cien cien veces

hasta oírla decir: “estoy muerta de sueño”.

 

Astros bajo la lluvia (óleo y acrílico sobre tela, 1 m. x 1 m., 2020)

 

 

Ser en Gestación I y II (técnicas mixtas sobre madera, 1 m. x 50 cm. c/u, 2021).

 

A despecho de la física, Tanus intuye que hay criaturas de su varia invención que se desplazan con tal parsimonia que “su movimiento / es una misteriosa forma de la quietud”, coincidiendo de nuevo con el poeta del archipiélago de soledades que fuera Contemporáneos (Nocturno a la rosa). Sus sueños son, para fortuna nuestra, “comunicantes”: nos consideran pues a nosotros se dirigen… Y esas aventuras en duermevela dejan de ser virtuales, se materializan en objetos, insisto, poéticos que poseen su propia gramática sin que ello equivalga a una estructura de sentido descifrable. Nada de eso, sus piezas forman parte de su rompecabezas y dicen y significan muchas cosas y variadas situaciones, son polisémicas, nidos de diversidad y pluralidad. Alejadas, pues, de una interpretación única, se asumen umbrales y quicios que jamás cierran sus vanos. Composiciones insomnes que metamorfosean las tentaciones en realidades táctiles, vibrantes, a un tris de establecer su acústica…

 

En el montaje de Entrecruzamientos (570 metros de agujetas entretejidas durante un año; 2.16 m. x 32 cm., 2014) en Casa Milán, en la exposición Abstracciones (2021), donde se aprecia su naturaleza de celosía flotante

 

 

 

Fabiola Tanus o la mujer de los mil oficios: diseñadora-artífice-dibujante-ensambladora-pintora-escultora-interventora-ceramista-tejedora-conceptualista-instaladora. Ser testimonio de una vitalidad encendida, esa que se merece el calificativo de entusiasta; voz proveniente del griego de la que se nos ha olvidado su significado: ἐνθουσιασμός, el furor de las sibilas al emitir sus oráculos, éxtasis por portar la inspiración del venerable hacedor del tiempo y el espacio.

Sin la precisión obsesiva de sus dibujos del pasado, las aventuras plásticas que protagoniza Fabiola Tanus en el presente conservan su condición de planimetrías si bien presumen la libertad alcanzada, son travesías geográficas y rutas espirituales, sus caminos, intactos, exhiben y comparten sus atajos y senderos, que los seres de la lejanía denominaban álveos (del latín alveus, cauce, y éste de alvus, vientre), fondos y lechos madres, de los ríos, las lagunas y los mares. No importa que la plagien, es viajera y cartógrafa por herencia…

 

Atajos y senderos I (técnica mixta sobre papel de algodón, 51 x 70 cm., 2020)

 

Accesos íntimos (acrílico, tinta, grafito, papel de algodón, soportes de madera sobrepuestos en bastidor de madera, 1 m. x 50 cm., 2021).

 

Realidades ilusorias sobre senderos verdaderos. Rutas de Eneas y Palinuro, Magallanes y Vasco de Gama, Elcano… donde la geometría desconoce el vuelo de los colores, hace de las suyas sin importarle que sus gajos imperfectos y seductores sean tatuados por las peregrinaciones de unas líneas tozudas, negras, a ratos inflamadas como si contase con alveolos para respiraciones desconocidas, esos senderos que se bifurcan como en el relato de Jorge Luis Borges en búsqueda de la verdad de la pasión, al asecho de la ilusión del porvenir, en festejo de las ideas, los deseos y los sentimientos.

Una aglomeración de cuadrantes formados por abscisas y ordenadas integran tableros de formatos variables, especies de dameros (por aquello de las damas chinas), que se acumulan como si fuesen una muestra de tejido cerebral donde las neuronas hacen sinapsis, enlazándose con sus dendritas mediante transmisores como la acetilcolina, a veces en forma de rombos, o de estrellas comprimidas y hasta como metástasis de células voraces, quizá incurables, que todo lo modifican. La magia del espacio y el monitoreo de los vaivenes de sus moradores, los puntos, las líneas, que se afanan en burlar la enfermedad y restaurar la salud, gracias a la armonía en este mapa de la existencia: con sus tentaciones, altibajos y fugas; con sus gozos, trascendencias y encuentros. Homenaje a Santiago Ramón y Cajal (1852-1934).

Pero permítaseme subrayar que, si bien no suele ocurrir, en ocasiones los sueños, que son los deseos, ocultos o manifiestos a flor de piel, hacen acto de aparición, irrumpen en escena, en toda su majestad, lustre y fulgor.

 

Tempestad de emociones (técnica mixta sobre madera, 50 x 50 cm., 2021)

 

Eclipse ancestral II (técnica mixta sobre madera 50 x 50 cm., 2021).

 

Trama onírica (técnica mixta y papel nepalés sobre madera, 30 x 30 cm., 2021)

 

Búsqueda del ser (técnica mixta sobre madera, 30 x 30 cm., 2021).

 

Tiempo dividido (óleo y acrílico sobre tela, 1 m. x 1.2 m., 2021).

 

Los misterios que originan sus representaciones encarnan un puente salvífico, un itinerario de perfeccionamiento, ese aprender a despojarse de lo superfluo, olvidando y resistiendo la abundancia injustificada, la del ornato y la presunción, vertebrándose en la pureza de la forma, la distinción de la figura, la economía de rasgos, conquistando la fuerza de la expresión: el predicar sin aspavientos, el decir sin palabras o mejor aún: transformar sus imágenes en frases oceánicas, desbordantes de contenidos a descifrar.

 

Mensaje contenido I, II y III (cajas repositorios de madera que incluyen bastidores de madera pintados al óleo con unos ábacos sobrepuestos hilados en los que corren unas cuentas de papel modeladas y entintadas; 32 x 32 x 10 cm., 2021).

 

Sin duda, Fabiola Tanus está marcada por una predilección singular: la de los joyeros y diminutos depósitos de valores que en su caso ensamblan auténticas cajas sorpresa que, como los bargueños, disponen de su “secreto”, es decir, un espacio escondido dedicado a salvaguardar objetos valiosos. Se trata de pequeños gabinetes de curiosidades (cabinets de curiosités) o cámaras de maravillas (wunderkammern), en formato casi de bolsillo, cuya miniatura acrecienta los prodigios que atesora y entretiene, pues sus antifaces se recomponen al patinar las cuentas sobre las tramas de hilaza. Imaginación constructiva que se nos ofrece a la mirada, y en esta propuesta además al tacto, como si se tratase de un ejercicio braille, generador de deleites sin fin. Átomos de turbación.

Caminante de una geografía de senderos infinitos, compuesta de atajos y rutas invitantes, provocadores de una novedad intuida y siempre otra: la de una mujer impar que, en su ser, hacer y estar, representa los augurios de la utopía, los momios de la esperanza, defendiendo un credo sencillo: el del arte como redención. Con Paul Verlaine (Crimen amoris, 1874): “l’incendie alors hurla s’élevant” [entonces el incendio aúlla, elevándose], así la creación.

 

* Sin saberlo, nuestra artista coincidiría con el muy tardo renacentista hermano de Violeta Parra quien ordeña hasta límites exasperantes la relación entre la poesía y las imágenes en su volumen Artefacto (1972), mientras ella nos ha convidado uno de sus más sutiles aciertos estéticos con una serie de 29 misivas-postales canceladas dibujadas, escritas y remitidas a sí misma, arte correo expuesto en el Museo de la Filatelia de Oaxaca (2015) bajo el nombre de Entrecruzamientos.

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