Francisco Martínez Negrete
CAMBIAR DE CORAZÓN
I
El mundo es de los vivos que se atreven a burlarlo
no de los poetas melancólicos poseídos y agobiados
por Saturno.
Hoy me despierto feliz
me miro en el espejo hago gárgaras se vuelven
un rugido de león
puro bicarbonato la gaseosa importancia
burbujeante del ego
acodado en el borde de mi ser
casi nada botín de sombras de oscuro movimiento
bajo la superficie de cuál identidad
del verbo bla bla bla en el arco del discurso
y el imbécil extraño que me mira empapado de las
aguas del espejo.
¿Quién el apotecario el aduanero de tan sútiles
diversas sensaciones?
En la fuente de sodas del hipotálamo vamos ¡ea!
generemos amor
endorfina de primera pantaletas al aire y entre cruda
maleza
la babosa sonrisa vertical/
sumido en las vicisitudes de las virtualidades tú
bien puedes ser otra de lo mismo
amar a todas en una que amarte en todas a ti
a ti que lates en todas y a todas las que laten en ti
en esta mascarada y suave vals de fina ramería
y delicados modales
como dos esquizofrénicos esperando el cabal
y genuino reconocimiento del otro
miramos en diferentes direcciones
cuando el uno y la otra son lo mismo
la vis de la gallina y su antediluviano coqueto
parpadeo
con que entras a mi pasión de saurio en el plástico
condón mental en donde estallas
los fuegos pirotécnicos del miedo y el pretexto
de apenas brillar
para no ser
sino absurda energía pasajera con un leve perfume
de nostalgia.
Dejo de sombra enturbias la límpida mirada
Pura telequinesis referida a la cueva de ignoto
sentido
a la víscera inmunda que Jesusa Rodríguez llamase
corazón
con el aplauso de latón del aire que pasea su helado
chiflón
por la calle desolada de cada latido
repica la ululante desfondada fanfarria
donde tampoco estás.
II
Una elegía tan opiácea como árabe
es lo que mereces a las tres de la mañana
menta fría cenizas ilusiones del vaho
para espantar la líquida negrura de los óleos
que amenaza colmar las mortecinas velas
ya no se diga hundir mis barquichuelas ansias
que navegan navegan y no llegan a ti
tú que estás como siempre a la hora del desastre
—como dijera Jaime.
III
Alabanza del Ciego que profirió tu nombre
en este no tenerte: alrevesada.
Hay un aire de adiós en la penumbra
un nada más que hacer con tu recuerdo vivo.
Enredado en tu fría telaraña
de nunca más de siempre no me olvides
el tiempo me traspasa.
Contradictorios mensajes
delinean tu rostro en la humareda
que desprende la terca llamarada
deste cortocircuito cerebral
donde nos hallo.
IV
Entre fríos resplandores ya regreso
a la luminiscencia de la gárgara.
Lajas rugidos palinodias
disuelven su sentido en un instante.
El único sentido en el instante
es que todo conmina
a la más gorgoritante cirugía:
Exhalar tu cuerpo de mi vida
equivale a cambiar de corazón.
Tenochtitlán, septiembre y 2006
CANTIGAS DE AMOR AUSENTE
I
Filo de amor al trovar
pico de pájaro al viento
que lo lleva pobre canción
que no llega apenas destrenzada
por los dedos del viento enmudecida
por su beso frío
y la sorda indiferencia
en los oídos de la bella.
Qué más da nada
al fin más triste
que el amor si a sí mismo se consume
moribundo de sed
de no ser correspondido.
II
Así está bien dijo ella,
practiquemos el amor con desapego
qué fácil es decirlo
cuando ya no se ama cuando
el pecho se cierra pertrecha su castillo
con las piedras heladas del rencor
de miedo y abandono
eleva el corazón su puente levadizo
y en el foso resuena
un río de indiferencia
ella que ayer
abriera sus alas
jugosa y sonriente
como la mañana
ella
que ayer
fuera mía.
III
El pájaro sueña
en devolver al trino la luz de la mañana
en que el invierno
regrese a ser verano
tiemble el rocío muerto de deseo
en sus labios
y
el viento alise
entreveradas plumas
al vuelo.
IV
Con
sus sueños templa el canto
lo impele contra
el silencio:
arde
en el instante el silbido
su pasión de navaja
abre
su brecha al corazón de lava viva
su brecha al corazón.
V
Espuelita de plata
vienes calando
hondo y despacio
pálida estrella
el sordo río
de mi quebranto
canta el pájaro herido por el canto.
RAZONES DE AMOR
Porque yo no te quiero
para incendiar la noche
en juegos pirotécnicos
de corta duración.
No como desliz fluctuante del ahora
rutilante atracción usable y desechable.
Como vino feroz que alumbre el alma
para dejarla luego más sombría.
No desde la lujuria y la locura
rebotando tras un ego portentoso
para lucirte como pieza de caza
trofeo a su buen gusto en fiestas y salones.
No con el ansia adictiva de la droga
de su fiesta de angustia espejismos fantasmas.
Como objeto virtual de admiración o aplauso
dorada máscara que oculta su vacío
bajo la adrenalina de una sonrisa hueca.
No te quiero como amor de temporada
como última moda como pasión inútil
Cenicienta al final sin príncipe y zapato.
Con un amor Amor quererte quiero,
más humilde posible duradero
con un amor sencillo que alimente
su semilla constante día con día
de las urnas de nuestros corazones
para crecer el árbol de los días
de tallo bimembre y flores amarillas.
Con un amor sensato
sin prisa ni quebranto.
Con un amor sincero
confiable y duradero.
Con un amor sencillo
tenaz y verdadero
que florezca la flor de su membrillo
y resista el embate de los años.
Con un amor así quererte quiero
pausado y lisonjero
espiritual y entero
que nos lleva a cumplir nuestro destino:
compartir la aventura del camino.
CAMBIAR DE CORAZÓN. Francisco Martínez Negrete. Col. Cuadernos de la salamandra. SECRETARÍA DE CULTURA DEL DISTRITO FEDERAL/ EDICIONES SIN NOMBRE. México, 2011
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