ARTE
por Juan José Díaz Infante
“El arte electrónico es aburridísimo,
porque hay mucho, los artistas pensaban mejor
enfrente de una piedra de mármol
única que tenían que labrar”
Julian Assange,
vía streaming a la Universidad de Sydney
durante el ISEA 2013
Cuando la comunicación masiva habla de Fake News, la verdad, la post verdad, la verdad histórica con una ligereza espeluznante. Cuando la misma fuente de la información, el escritor del discurso,no está interesado en la realidad y sus repercusiones. No puede haber un proceso más lejano a la ciencia y al pensamiento científico y al progreso. Un mundo de simulaciones constantes, pero repetidas ad nauseam de tal manera que los que se han dedicado a hacer simulaciones ya no pueden volver a encontrar la realidad.
Habría que imaginar un lugar donde un arquitecto hiciera el siguiente juego de planos para su entrega: un edificio falso, un edificio, el post edificio, un edificio histórico, sin embargo aunque no lo hacemos de una manera ordenada nuestra realidad se ha vuelto de edificios falsos como aquellos que mandó a hacer Mussolini para la visita de Hitler, 5 kilómetros de fachadas para ser vistas por la ventana del tren, para generar una especie de opulencia italiana. Lo mismo que se hizo de especulación inmobiliaria en México, en la Ciudad de México, aprovechando el temblor del 2017, los edificios fantasma, edificios caidos por las post razones. Mismo fenómeno que supo llevar a cabo Hitler con su arquitecto Speer.
Cómo escribir del arte, cuando un chat me puede escribir un ensayo de arte. Y no solamente eso, el artículo lo puede pedir cualquiera que no sea un escritor o con ningún conocimiento de arte, para ser consumido por un lector que se la vive confundido y no sabe distinguir entre postverdades y verdades históricas o que simplemente “tiene otros datos”. Todo se ha vuelto irrelevante.
De qué escribir sobre el arte, de qué se escribe para los que ya saben todo sobre el arte, de qué se escribe para los que no saben de arte, de qué escribir de aquello que no saben pero piensan que saben, de qué escribir para aquellos que se gradúan de escuelas patito donde les enseñan post mañas del arte pero les falta el oficio, de qué escribir entonces para que un texto no se vuelva solamente ruido.
Hoy estamos frente a las nuevas escrituras, donde no existen los nuevos escritores (todavía) y, mucho menos, los nuevos lectores. Resulta que ahora se necesita estar educado con anterioridad para poder recibir cualquier tipo de mensaje.Una paradoja de nuestros tiempos extraños que estamos viviendo y que de la misma manera nos remiten a San Agustín en el siglo IV en África cuando escribió ”lo correcto es lo correcto aunque nadie lo haga, lo incorrecto es lo incorrecto aunque todos los hagan”
La Inteligencia Artificial, es la máquina de escribir que ya no necesita del escritor.
Imagen generada por IA (autor no identificado)
En el ámbito donde la tecnología se encuentra con la creatividad, la Inteligencia Artificial (IA) está forjando nuevas fronteras en el mundo del arte. Este artículo explora la fascinante sinergia entre la IA y la expresión artística, profundizando en las formas en que las máquinas y los algoritmos contribuyen a las nociones tradicionales de creatividad, y en ocasiones las desafían.
1. La IA como colaborador creativo.
Los algoritmos de IA, con su capacidad para analizar grandes conjuntos de datos e identificar patrones, se han convertido en herramientas poderosas para los artistas. Desde generar piezas de arte visual únicas hasta la capacidad de componer música; la IA actúa como colaboradora y ofrece nuevas perspectivas e ideas innovadoras.
2. El auge de las redes generativas adversarias (GAN).
Las redes generativas adversarias, un subconjunto de la IA, han ganado importancia en la creación de arte. Al enfrentar dos redes neuronales entre sí (una genera contenido y la otra lo evalúa), las GAN pueden producir obras de arte sorprendentemente realistas, difuminando la línea entre lo creado por el hombre y lo generado por máquinas.
3. Redefiniendo la creatividad.
La implicación de la IA en el arte impulsa una reevaluación del proceso creativo. Si bien los tradicionalistas pueden cuestionar la autenticidad del arte generado por IA, sus defensores argumentan que la colaboración entre la imaginación humana y la inteligencia de las máquinas puede conducir a obras maestras incomparables.
4. IA en la curaduría y recomendación de arte.
Los algoritmos de IA están revolucionando la forma en que se selecciona y recomienda el arte al público. Los modelos de aprendizaje automático analizan las preferencias de los usuarios, lo que permite a las plataformas adaptar sugerencias de arte y exponer a los espectadores a una amplia gama de estilos y artistas.
5. Consideraciones éticas.
A medida que la IA continúa infiltrándose en el mundo del arte, surgen consideraciones éticas. Las cuestiones sobre la autoría, la propiedad y el impacto de la IA en el mercado laboral de los artistas humanos son temas que merecen un examen cuidadoso.
6. Instalaciones interactivas de arte con IA.
Los artistas están explorando instalaciones interactivas que invitan a la participación del público a través de la IA. Estas instalaciones responden dinámicamente a los espectadores, creando una experiencia única y personalizada, mostrando el potencial de la IA para mejorar la participación de los espectadores.
7. La fusión de la IA y las formas de arte tradicionales.
La IA no está reemplazando al arte tradicional, sino más bien ampliando sus horizontes. Los artistas están combinando técnicas tradicionales con herramientas de Inteligencia Artificial, lo que da como resultado obras de arte híbridas que encarnan una combinación armoniosa de creatividad humana e inteligencia artificial.
En conclusión, la relación cambiante entre la IA y el arte es un testimonio de las posibilidades ilimitadas que surgen cuando la tecnología y la creatividad convergen. A medida que la IA continúa dando forma al panorama artístico, desafía las ideas preconcebidas, inspira la colaboración y abre puertas a reinos inexplorados de la imaginación. El futuro promete un viaje emocionante donde las pinceladas del ingenio humano bailan en conjunto con los algoritmos de la inteligencia artificial, creando una sinfonía de innovación en el mundo del arte.
El texto en color negro del principio del artículo fue escrito por un ser humano, el texto en color azul añil de la segunda parte del artículo, fue escrito por una entidad de Inteligencia Artificial.*
Google Dream Starry Night (Imagen generada por IA)
El presente artículo ha sido publicado simultáneamente en: Revistadesubastas.com y en el periódico PLAZA DE ARMAS de Querétaro
* La corrección de estilo fue realizada por un ser humano.
LETRAS
Por Rafael Gumucio
El siglo XX fue el siglo del insomnio. La forma más concreta de la desesperación: no dormir, estar siempre vivo, estar doblemente vivo y quizás triplemente muerto también.
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El insomnio, dicen los médicos, acorta la memoria. Este siglo que como ninguno maneja archivos, recopila documentos, y que no duerme intentando recordar el más mínimo acontecimiento es el que más rápido olvida.
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El siglo XX ha sido el de las complejidades que lo simplifican todo.
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Típica confusión periodística: el tiempo y el espacio. Llaman exótico lo que es arcaico.
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El rey fue decapitado; pero Versalles y todos los castillos (menos las Tullerías algunos años después de la Revolución) quedaron intactos. Hogares ya no de hombres sino de una idea, de una jerarquía que funciona a la perfección sin que un jerarca la dirija por derecho divino.
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Triste destino francés, pasar de ser universal a ser sólo universitario.
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Chile país vertical suelta al pasar Jodorowsky. País estrecho y jerárquico; nadie puede sentirse en Chile a sus anchas, nadie puede postular a la amplitud.
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Lamento sudamericano: “No tenemos futuro, pero eso no es lo más grave; lo peor es que no tenemos pasado al cual echarle la culpa.”
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La palabra “corrupción” de alguna forma exculpa al ladrón. El que recibe sobornos, el que recorta presupuestos, no es un simple delincuente, sino parte de una gran mecánica teologal, de una inevitable caída del estado de gracia al infierno de la tentación.
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La obsesión por la corrupción casi siempre denota una nostalgia por un orden anterior a la democracia. En ésta, un vecino cualquiera, un tipo como tú, puede llegar a ser presidente. Un señor cualquiera puede tener poder. En las mentes latinoamericanas (pero también en las mentes españolas o italianas) no sabemos confiar en un igual, vigilar a un igual, juzgar aun igual sin soñar; sin esperar que sus alas de cera se quemen al sol.
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El izquierdista suele hablar de sentimientos cuando tiene que dar razones, y enumerar razones cuando se supone que confiesa sentimientos.
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Todos los que piensan distinto a mí están equivocados, empezando por mí mismo: el más equivocado de todos.
Publicado en el número 27 de la revista LÍNEAS DE FUGA, editada por Casa Refugio Citlaltépetl, A.C.
LETRAS
Lectura de Cortázar
En el jardín de Coyoacán sopla el viento de marzo,
cambia de lugar las hojas de los árboles,
el olor de las mujeres, el plumaje de las palomas.
Julio Cortázar, atado a un viejo tronco de palmera,
hace su aparición, entre fotógrafos.
Lo suben al estrado, comienza su lectura.
El viento no se lleva sus palabras.
Francisco Toledo: cerámica
En algún lugar del mundo
Francisco Toledo
abre la puerta del horno:
salen garzas-cangrejos
iguanas-peces
alacranes-grillos
sapos-tortugas
y pájaros-conejos
que se meten
en las vitrinas de los marchantes
en las colecciones
de los millonarios
en los agujeritos
de las muchachas.
Ricardo Martínez: obra reciente
Son los primeros moradores del tiempo.
Gigantes que toman posesión de un ámbito
con suaves movimientos de animales oscuros.
A ellos corresponde inaugurar la noche,
el fuego, el vaso, el hijo,
el agua entre los dedos.
Ellos fundaron las caricias del musgo,
la brasa del abrazo.
Su desnudez los cubre. Su silencio habla.
En sus manos el trigo fragua piedras espectrales.
Todo acaba de nacer y ellos lo saben.
Se tienden contra el color de fondo,
expulsan a la luz de sus dominios,
se reúnen en el centro de la tierra
y deciden que otro, su semejante,
incorpore la eternidad a su belleza.
Rodolfo Nieto: despedida
Hay una hoguera en París
sentada sobre tu pecho.
Hay un niño en Oaxaca
sentado sobre tu nombre.
Autógrafo
El hombre está sentado frente a mí, en una
habitación donde no hay nadie más. Le acerco
un libro pequeño, de pastas negras y le
pido que lo firme. Entonces el hombre se
incorpora, saca su pluma y el libro, ya inmenso,
abierto e integrado a la pared, comienza
a ser recorrido por la nerviosa mano.
Surgen árboles con nubes en vez de copas,
bestias que se alimentan de terrones,
zopilotes inmóviles en la quietud del aire y
vías de tren que pasan herrumbradas hacia
la línea del horizonte.
Rulfo cierra el libro, guarda la pluma y me
dice en silencio:
—No sueñe más. Este es mi nombre.
Rubén Bonifaz Nuño, dos moscas y un cristal
Dos moscas, una de cada lado del cristal, se miran.
¿Qué será para ellas eso que sienten, que no ven
y que sin embargo les impide tocarse?
¿Habrá tocarse para ellas?
¿Cómo se explicarán esa transparencia,
que no es la misma que observan a través de sus alas?
De pronto vuela una y ambas desaparecen.
El estira la mano, trata de alcanzar el
cristal: no existe.
Sólida y muda, entre su mano y la tarde,
cae una transparencia nueva, inexplicable.
Poema en el que se usa mucho la palabra Owen
Gambusino de perfil y de frente
Ibas a la otra orilla en busca del azufre y el mercurio
Lo sabías todo porque nunca dijiste todo lo que sabías
Bajo tu lengua la furia descubrió sueños tranquilos
En la mano de un ciego te vieron caminar a tientas
Rojo y amarillo pronto serían dos manchas del paisaje
Te aterraba la impuntualidad de la muerte
Olvidaste la puntualidad de la vida
Orfeo vencido, huiste de las estatuas y de aquello que
William Blake llamaba “porciones de eternidad”
Empieza tu ley a ser oída por sordos
No hay descanso: en tu féretro se multiplican los espejos.
César Vallejo agoniza en la Clinique Generale de Chirurgie
95 Boulevard Arago
Mientras se aleja de la vida, César Vallejo
piensa en una llama.
La habitación que ocupa tiene color de pus.
Una silla, un pequeño lavabo, el biombo y la
claridad que logra traspasar la ventana reducen
dimensiones entre suelo y techo.
Cubierto apenas por una sábana, Vallejo
suda y soporta la fiebre.
De pie, tres hombres lo contemplan.
En la silla, una mujer se entretiene con el
vacío de su escarcela.
Los hombres traen consigo el olor de la lluvia.
Vallejo tiene cinco días sin comer y sólo piensa
en una llama que atraviesa un río.
Los hombres se acercan y levantan el cuerpo
del poeta.
La mujer se aleja: llora de cara a la pared.
Los hombres, ya transformados en brujos,
danzan alrededor del que se muere, vociferan
extrañas letanías, queman esencias de
brillantez granate, lo someten a repentinas
succiones y pases magnéticos, hacen que camine
por el mosaico frío, lo sientan en la
silla, lo suben a la cama, leen su mano, cuentan
sus dientes, trazan jeroglíficos en su espalda,
le separan los párpados, encienden un
cirio y lo pasan una y otra vez frente a las
pupilas del hombre que, mientras se aleja de
la vida, piensa en una llama que se ahoga.
Del capítulo Los rostros
FRANCISCO HERNÁNDEZ. Oscura coincidencia. Universidad Autónoma Metropolitana. Colección Molinos de viento Serie/Poesía. Dirección de Difusión Cultural Departamento Editorial, 1986
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